Técnicas de estudio

La enseñanza es una disciplina muy compleja que alberga en sí misma numerosos aspectos a tener en cuenta a la hora de trasmitir al alumno lo que ha de aprender. Enseñar es un procedimiento que incluye técnica, operaciones y actividades, trabajo individual, trabajo en equipo, un ambiente adecuado, estimulación, orientación, compromiso, responsabilidad… y, ante todo, iniciativa e innovación. A lo largo de la historia los modelos de enseñanza han ido evolucionando notablemente en las diferentes materias (ya que no se enseñaban igual los idiomas que la historia, por ejemplo), y con la llegada de la tecnología esta disciplina ancestral ha alcanzado su máximo exponente en el siglo XXI. No obstante, a día de hoy se siguen cometiendo errores a la hora de trasmitir a los alumnos nuestros conocimientos y habilidades en una determinada materia, y estos errores, en ocasiones, vienen dados por factores externos que muchas veces condicionan al docente. Así pues, vamos a preguntarnos:  ¿cuáles son los mejores métodos y técnicas hoy en día, los más empleados, y dónde radica su efectividad?

Cuando enseñamos tratamos de dar lo mejor de nosotros y transmitir a nuestro alumno todos nuestros conocimientos y habilidades sobre una determinada asignatura, con la finalidad común de que el alumno los asimile positiva y fluidamente a fin de que supere con éxito la materia. No obstante, todavía hoy se incurre en el error de pensar que la tarea del profesor finaliza al acabar una explicación; esto es, el profesor cede al alumno toda la responsabilidad del estudio de la materia en cuestión, cuando en numerosísimas ocasiones al alumno no se le han dado las estrategias necesarias para realizar con éxito la ardua tarea que supone el aprender a estudiar. La relación entre el profesor y el alumno se fractura y éste queda “solo ante el peligro”. Es por ello que la labor del profesor no debe limitarse solo a la transmisión de determinados conocimientos sino que debe extenderse a la explicación de cómo ayudar al alumno a asimilar esos conocimientos. Es cierto que la labor de estudiar es algo que el alumno debe llevar a cabo por sí mismo, fundamentalmente de forma solitaria para que no haya distracciones. Pero muchas veces se da por hecho que el alumno va a llegar a casa tras una jornada académica, se va a sentar ante el libro, y va a saber perfectamente qué hacer porque en clase entendió la explicación. No es así. Cuando se da esta situación (que es en el 99% de los casos) los padres recurren a los profesores para preguntarles cómo hacer que su hijo aprenda a estudiar. Tanto es así que hay numerosos manuales y blogs que van dirigidos a enseñar a los padres cómo enseñar a sus hijos a estudiar. Sin embargo, creemos que esto es un error. Si la labor de enseñar una materia corresponde al profesor, ¿cómo no va a ser también competencia de éste enseñar al alumno cómo estudiar dicha materia? Que los padres cumplen una función vital en la educación de sus hijos es algo claro, pero no es competencia de estos enseñarles las técnicas necesarias para llevar a cabo una buena sesión de estudio, ya que es el propio docente el que conoce a la perfección la materia y, por tanto, sabe cómo tiene ésta que estudiarse.

Así pues, creemos que es muy necesario contaros aquí cuáles son las mejores técnicas de estudio que debemos inducir en los alumnos para que asimilen una dinámica correcta y fluida cuando tengan que enfrentarse a una materia y no tengan al profesor delante. Esto que nos proponemos no es fácil, ya que, como dice el refranero popular, “cada maestrillo tiene su librillo”. No obstante, y pese a que sabemos que no todas las asignaturas se pueden estudiar de la misma forma, creemos que en el fondo esto debe convertirse en una ventaja y no en un inconveniente, pues el alumno podrá aprender tantas formas de estudiar como asignaturas y profesores tenga. De esta forma será capaz de elegir la que mejor se adapte a sus capacidades y podrá estudiar de manera autónoma y autorregulada, lo cual aumentará sus posibilidades de alcanzar el éxito escolar. Así, veamos qué puede ofrecerle un profesor a un alumno en cuanto a técnicas de estudio.

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Una de las técnicas de estudio básicas que nos enseñan para aplicar tanto en casa como en clase es la tradicional  lectura, subrayado, esquema resumenEstas cuatro acciones deberían ser los pilares del método de enseñanza y aprendizaje, ya que obligan al alumno a realizar una lectura exhaustiva de lo que está leyendo y subrayar lo más importante atendiendo a la calidad de lo subrayado y no a la cantidad.  Es importante que el alumno sepa que debe invertir tiempo en este ejercicio, que muchas veces se ve como algo que hay que hacer por obligación y se realiza de manera automatizada y sin atender verdaderamente a lo que se está leyendo.

Una vez el alumno tenga asimilado esto y lo ponga en práctica, su comprensión lectora y su dinámica de estudio se verán potenciadas. Una buena forma de comprobar esto último es realizando pruebas de estudio pruebas de nivel. Estas pruebas, que el profesor debe poner también en clase, son una una herramienta muy útil para que el alumno practique solo en su casa y compruebe por sí mismo qué es lo que ha asimilado de verdad y qué no. Si bien es cierto que la mayoría de las veces son vistas como algo tedioso, el alumno debe alejarse de esa concepción y tratar de ver la prueba como un reto a superar para mejorar sus propias capacidades. Es muy difícil para el profesor hacer ver a sus alumnos que un control sorpresa no es un castigo sino una estimulación, y es por ello que ante todo estas pruebas deben realizarse de la forma más fluida y amena posible.

Otra magnífica manera de estudiar y aprender es la interacción. Intentar contarle a nuestro compañero lo que nos ha preguntado o lo que nosotros mismos sabemos nos sitúa ante la necesidad de explicar, como si fuéramos profesores, lo que sabemos. También esto nos hace pensar en el refranero, que nos dice que se aprende enseñando. Decir en voz alta un párrafo, una lección o una explicación nos hace tomar plena conciencia de lo que sabemos, de lo que no sabemos, de los errores que hemos cometido, de en qué punto de la materia tenemos lagunas… Ello nos hará plantearnos la forma en que hemos estudiado determinada materia y nos llevará a reformular el método para asimilarla mejor.

La última herramienta de la que vamos a hablar es también una de las más conocidas: hacer listas de conceptos y copiar. A la hora de enfrentarse a una materia el alumno tiene que hacer frente a una terminología que, en principio, le es ajena. La asimilación de conceptos nuevos y hasta la fecha desconocidos es una tarea no poco difícil que muchas veces se infravalora. Es por ello muy importante que el alumno tenga plenamente claro el significado del léxico que está manejando para que pueda hacer buen uso de él a la hora de aplicarlo. En este sentido es muy útil realizar listados de vocabulario. Por otra parte, son muchos los alumnos con problemas de atención y concentración. Para ellos es muy recomendable no estudiar en el sentido de memorizar, sino escribir varias veces los textos, párrafos y explicaciones para que, gracias a la repetición de este acto (que requiere de plena atención), el alumno asimile lo que está leyendo. Sin embargo, esta práctica puede llevar al alumno a copiar de forma automatizada sin prestar atención a lo que está leyendo, por lo que siempre será positivo preguntarle acerca de lo que ha copiado y someterlo a un pequeño test. 

Estas son algunas de las herramientas más eficientes que podemos recomendar para que los alumnos aprendan a estudiar por sí mismos, aunque por supuesto todas ellas pueden combinarse con otras muchas y verse apoyadas por soportes digitales. Con todo, queremos dejar claro que, para nosotros, lo más importante siempre será infundir al alumno (ya seamos sus padres o sus tutores) ganas de estudiar, e inquietudes, y convertir el acto de estudio en algo completamente atractivo para él, haciéndole que ver que hay mucho por aprender y provocarle la curiosidad de querer descubrirlo por sí mismo.