Cómo hacer un comentario de texto lírico

 

Uno de los ejercicios de Selectividad del que no se libran ni los estudiantes de ciencias es el comentario de texto literario. Y como ya sabemos, el comentario de un texto literario trata de explicar la estructura, el significado y la importancia de una obra literaria, la cual puede pertenecer a uno de estos tres géneros: narrativo, dramático o lírico. De estos tres géneros, el más complicado de comentar suele ser el comentario de texto lírico, ya que la estructura y la forma de un texto en verso suelen distar bastante de las de un texto en prosa. Vamos a ir paso a paso en la explicación.

Primer paso: localización –> En primer lugar hay que localizar y explicar brevemente quién es el autor del poema, los datos más relevantes de su biografía, cuáles son sus obras más importantes, sus características principales, la corriente estética a la que se adscribe… Si es posible, sería ideal contar cuál es el título del poema (si no viene ya indicado), a qué volumen y año pertenece, en qué punto de la producción del poeta se encuentra el poema en cuestión… es decir, el primer paso es aportar toda la información posible sobre el texto y su autor, entre otras cosas para demostrar que manejamos el tema y la materia.

Una vez redactada de forma clara la introducción, nos metemos de lleno en el texto; lo primero que hay que decir es de qué trata, el tema. El tema hay que indicarlo, en primera instancia, de manera concisa, con dos o tres palabras solamente tipo “la soledad, la desesperanza…”. Más adelante podremos explayarnos teorizando alrededor qué ideas gira el poema.

Segundo paso: profundización –> En este segundo paso ya comienza la redacción a fondo del comentario. Hay que atender a dos criterios que se superponen: la estructura externa y la estructura interna del poema.

La estructura externa es todo lo que compone la forma en sí del texto, su aparataje. Generalmente, el poema se presentará en verso, por lo que habrá que comenzar con el análisis métrico (pausas, acentos, rima asonante, consonante o libre, contar el número de sílabas, justificar si los versos son de arte mayor o menor, así como el nombre, la clasificación y el origen de los versos), determinar la composición (soneto, romance, lira, octava real, composición libre…) e identificar las figuras retóricas que aparezcan para posteriormente comentarlas con detenimiento.

El comentario de la estructura interna es lo más difícil. Es en este momento cuando empieza el comentario de un texto lírico de verdad, ya que ahora es cuando hay que profundizar más y redactar el grueso del comentario. Lo que hay que hacer se asemeja a contarle a alguien (en este caso, al profesor que nos está corrigiendo) el argumento de un libro o una película pormenorizadamente.

En primer lugar, cuida la estructura de tu comentario: éste debe tener una introducción, un nudo y una conclusión final claramente diferenciadas. Al ser un poema, sigue su estructura: estrofa uno, estrofa dos… La clave está en indicar la función de cada una de estas partes de la manera más extensa, informativa y coherente posible. Digamos que hay que “sacarle las entrañas al texto”, exprimir hasta el máximo sus líneas y sacar todo lo posible de ellas. Se trata de analizar el lenguaje, los giros gramaticales… el estilo del texto. En el tema del texto encontrarás la justificación de los recursos estilísticos. Recuerda que un poema está escrito en un lenguaje infinitamente más complejo que otros tipos de textos, por lo que habrás de hacer un esfuerzo mayor por captar su sentido completo. Debes comentar los elementos del texto que permiten su relación con la época, una corriente literaria o un movimiento estético; la visión del mundo que transmite el autor a través del texto. Recuerda que debes acompañarlo todo de ejemplos y referencias, pues es algo que se puntúa muy alto y aporta mucha claridad al escrito. Recuerda que argumentar significa explicar el porqué de una afirmación que realizas. Sírvete de los versos que creas necesarios para justificar tu opinión.

El análisis del lenguaje poético de un poema conlleva un esfuerzo muy grande y una atención muy exhaustiva. Hay que evitar por todos los medios redactar de manera esquematizada, hacer listas o soltar de memoria lo que ponía en nuestro libro de texto sin ton ni son. Vamos a ver qué elementos merecen especial mención en el análisis del lenguaje poético:

-Fonología: la poesía se sirve de los recursos fonológicos que ofrece la lengua para otorgar a sus escritos una musicalidad y un ritmo especiales. El más utilizado sin duda es la aliteración, con unos valores expresivos muy marcados, dependiendo de los sonidos que se repitan.

-Morfología: debemos atender a las cualidades expresivas de cada palabra en función de su categoría y del uso que se les da dentro de la obra poética.  Los valores expresivos del sustantivo radican más en su significado que en sus aspectos morfológicos. Tal vez, el único aspecto morfológico interesante es la presencia de morfemas apreciativos: dimimutivos, aumentativos y despectivos. Mayor importancia suelen tener lo adjetivos, pues sus posibilidades son muy variadas. Aumentan según su función y frecuencia: desde el adjetivo con función de atributo al grupo de adjetivos epítetos alrededor del nombre. Ya por último habría que comentar los valores modales, aspectuales y temporales del verbo, así como el papel que puedan desempeñar los determinantes, pronombres y el resto de categorías gramaticales. Recuerda que cada palabra de un poema está colocada específica e intencionadamente ahí, por alguna razón y con un objetivo. Descubre cuál y analízalo.

-Sintaxis: la disposición de las palabras en el ordenamiento global del escrito es algo sumamente relevante. Los recursos sintácticos más frecuentes son:  paralelismo (a veces acompañado de repetición), hipérbaton, asíndeton y polisíndeton, aunque muchos más. 

-Figuras y tropos: Personificación, prosopopeya, cosificación, animalización, antítesis, hipérbole, metáfora, sinestesia, comparación, metonimia, sinécdoque…

-Semántica: La mayor complejidad de los textos poéticos podría radicar en que predominan los valores connotativos frente a los denotativos. Remiten a determinados temas que suelen ser constantes en cada poeta, traspasando en muchas ocasiones un libro y abarcando la obra entera del poeta y hasta toda una época literaria. Generalmente no afectan solamente a una palabra, sino a un grupo de ellas que mantienen un estrecha relación significativa.