Estimular la lectura en los niños

Estimular la lectura en los niños es una tarea que trae de cabeza a muchos padres y docentes. Desde hace ya unas décadas, el hábito de la lectura en infantes ha caído en picado y la concepción del mismo se ha distorsionado hasta el punto de que el leerse un cuento o una simple página con un relato se ha convertido para los pequeños en una tediosa obligación.

Los niños ya no ven en la lectura una vía de escape, una forma de diversión, una fuente de conocimientos, o la oportunidad de vivir una aventura. Los niños ya no quieren leer porque leer es lo que mandan en el colegio junto con los demás deberes y, por lo tanto, es algo que han de hacer por obligación. Y eso no mola.

Esta servidora que escribe recuerda haber pasado noches enteras bajo las sábanas de su cama leyendo a oscuras y armada solo con una linterna porque su hermana pequeña estaba en la cama de al lado y necesitaba dormir. Y me pregunto: ¿dónde quedó esa ansia por leer, por llegar al final de la línea, del párrafo, del capítulo o del libro? ¿por qué se ha apagado la curiosidad en los niños por las historias pueden encontrar entre las páginas de un volumen?

El tiempo pasa y las cosas cambian, eso está claro. Y es una realidad que la literatura física, como la podríamos llamar, la literatura impresa, la que se encuentra en papel, ya no resulta tan atractiva para un joven que, en el rato de tiempo libre que tiene antes de cenar, puede elegir entre leerse un libro o jugar a la consola.

No se interprete esta entrada como una crítica a los medios videolúdicos de hoy en día, pues nada más lejos queda de mi intención. Pero sí me hay que reconocer que las nuevas tecnologías le han comido terreno a los libros de una manera desconsoladora.

Nosotros no pensamos que ambas maneras de aprender y divertirse sean incompatibles y por eso redactamos hoy esta entrada. Vamos a enumerar una serie de “trucos” que pueden probarse con los niños y los jóvenes en general para estimular su interés y curiosidad por la palabra escrita. Estimular la lectura en los niños no es cosa fácil hoy en día, así que creemos que esta entrada es más que apropiada y esperamos que sirva a muchos padres y profes.

1- Interiorizar el hábito. Si queremos que un niño sienta gusto por  algo, lo esencial es hacerle interiorizar ese algo. ¿Qué significa esto con respecto a la lectura? Significa que el peque tiene que tener una biblioteca (un montoncito de cuentos en la mesita de noche o en la estantería es una biblioteca), un conjunto de libros que sean suyos de verdad, propiamente dicho, para que pueda elegir entre ellos el que más le guste, para que tenga su favorito y pueda leerlo las veces que quiera, algo que el niño considere su “fondo documental”.

2- Constancia. El niño debe coger la costumbre de leer diariamente un ratito, de la misma forma que uno tiene por costumbre lavarse los dientes después de comer. Un rato perfecto suele ser la hora antes de irse a la cama, aunque sean quince minutos; además, leer antes de dormir tiene multitud de beneficios. Si además de eso el niño lee más veces al día por pura iniciativa, habremos ganado mucho.

3- Buscar los libros adecuados. Si queremos dirigir la atención de un niño a un libro, primero hay que asegurarse de que el volumen escogido va a tener algún atractivo para el pequeño. La mejor manera de conseguir eso es escuchando a nuestro hijo. En sus preguntas, en sus respuestas, en sus juegos, en sus intereses hallaremos la clave de sus gustos y motivaciones. Si a nuestro hijo le gusta disfrazarse de Spiderman, quizás un libro de viñetas de este superhéroe lo tendrá abstraído un buen rato.

4- Dar ejemplo. Si los padres son el referente para los hijos en los hábitos y costumbres de la vida cotidiana, en la lectura no se quedan atrás. Si nuestros hijos nos ven dedicarle al día un tiempo determinado a leer, también ellos acabarán por sumergirse en las páginas de un libro, quién sabe… ¡durante horas!

5- Motivar, estimular. Una cosa es que nuestros hijos nos imiten y otra es que de verdad sientan gusto y curiosidad por leer. Para estimular la lectura en los niños hay que motivarlos y darles a veces un pequeño empujoncito. Si vemos que el niño está aburrido o se ha cansado de sus juguetes, proponerle leer; si vamos a alguna parte que requiere una espera (como la sala de espera del médico), podemos sugerirle que coja un libro y lo lea mientras le llega su turno; si vamos a hacer un viaje, incluir entre sus cosas un libro para que lea durante el trayecto. Poco a poco el hábito de la lectura irá introduciéndose en la cotidianeidad del pequeño, sobre todo si lo que lee le gusta.