Detectar el acoso escolar en casa

El pasado viernes 22 de mayo una joven de dieciséis años se arrojaba al vacío por el hueco de las escaleras desde una sexta planta. El motivo de tan desesperada y radical acción es un problema presente en nuestra sociedad, que en ocasiones resulta difícil de detectar, pero que resulta extremadamente dañino y peligroso para la integridad física y mental de los alumnos que lo sufren: el acoso escolar.

A raíz de esta noticia tan consternadora, hemos decidido dedicar una entrada a tratar una serie de claves aportadas por los especialistas para detectar el acoso escolar en casa.

Pero es necesario empezar por el principio, que es aportando una buena definición del acoso escolar. ¿Qué se considera acoso escolar, qué es para los especialistas? El acoso escolar sigue un proceso. Se trata de una forma de maltrato que sigue continuum y una dirección ascendente la mayoría de los casos, que muchas veces culmina con una manifestación de agresión física extremadamente violenta y dura para la víctima. Consiste en maltratar física y verbalmente a una alumno, generalmente a niños, pero también hay muchísimo acoso escolar entre los adolescentes. Este maltrato puede tiene un origen individual o colectivo, es decir, puede ser realizado por un solo niño o por un grupo. Con el objetivo de someter al niño maltratado para que haga y diga lo que ellos quieren, o simplemente para verle sufrir, reírse de él o humillarle, los autores del acoso escolar se comportan cruelmente con la victima, que se convierte en la diana de infinidad de crueldades y acciones viles.

Estas acciones tienen una repercusión brutal en los niños que se convierten en víctimas de ellas, pero muchas veces ni padres ni docentes alcanzan a concebir la gravedad del asunto (o directamente no captan que hay un asunto), de suerte que los niños acaban desarrollando problemas psicológicos graves, cambios de conducta y comportamiento, actitudes extremas y radicales… en ocasiones, como hemos podido comprobar, el nivel de desesperación puede llevar al suicidio. No estamos, pues, hablando de una cosa liviana. Que un niño, una persona  joven, con la vida por delante, decida poner fin a la misma porque al alcanzado tal nivel desesperación que no ve otra salida… eso es algo muy fuerte y los padres y docentes tienen la obligación de detectarlo.

El maltrato puede estar motivado por cuestiones de raza, sexo, religión, discapacidad física o mental… pero solo en ocasiones; a veces simplemente “la toman” con la víctima. ¿Por qué? Un comentario inoportuno, una vestimenta diferente, una manera de ser diferente, unas gafas de cristales grandes…

Podemos dedicar otra entrada a hablar sobre el acoso escolar en las aulas, pero hoy vamos a centrarnos en las claves que aportan los especialistas que pueden ayudar a detectar el acoso escolar en casa, ya que consideramos que el apoyo familiar es crucial para superar este duro golpe que muchos niños se ven en la obligación de tragar a tan temprana edad. Detectar el problema a tiempo (o no, pero detectarlo), intervenir, aplicar terapia a la víctima y, ante todo, hacerle ver que no está sola es algo urge cuando surge un problema de acoso escolar. Vamos a ver esas claves:

1. Cambios en el carácter y el comportamiento. Las madres conocen muy bien a sus hijos. Si el niño presenta un repentino cambio de actitud, se vuelve solitario, agresivo, irascible, o simplemente se encierra en sí mismo o si es mas introvertido de lo normal y ya no cuenta cómo le ha ido en el colegio y no comparte nada con su familia, tenemos ya un indicio de que algo no anda bien. Aunque captar este cambio depende mucho de la fluidez de comunicación que haya en cada familia, y de la capacidad receptiva de los padres, es necesario hacer un esfuerzo y prestarles mucha atención sobre todo al inicio de un nuevo curso, que es cuando el problema suele empezar.

2. No llevar amigos a casa o estar siempre solo. Si el niño en general está siempre solo, no habla de sus amigos, no invita a casa a ningún compañero o no es él invitado a fiestas, podemos pensar también que algo pasa. Un niño solitario suele ser un blanco perfecto para los matones.

3. Ropa o material roto. Si notamos un claro deterioro en la ropa y el material del niño y éste no sabe explicar con claridad la causa de los desperfectos, entonces puede ser que el niño esté sufriendo acoso escolar y sus “verdugos” le rasguen la ropa o le rompan sus cosas. Y esto lleva directamente al cuarto punto.

4. Daños físicos. Si el niño empieza a presentar heridas, moratones, golpes o rasguños en lugares “raros” del cuerpo (normalmente la parte trasera del cuerpo, como la espalda, las nalgas, el cuello o los gemelos), entonces hay que preocuparse, sobre todo si el niño tampoco da explicaciones de cómo se ha hecho esas heridas o la historia que cuenta no tiene coherencia.

5. Rechazo a la escuela. Si el niño empieza a presentar temor o rechazo por ir a la escuela, si inventa estar enfermo o pone mil excusas por las mañanas, si le cambia el humor y le entra ansiedad, tenemos otro indicio de que puede estar sufriendo acoso escolar. Una cosa importantísima a tener en cuenta es que muchas veces el niño no se inventa las enfermedades sino que las somatiza. Esto es, la ansiedad y el temor, que son problemas de la mente, se manifiestan de manera orgánica, física, provocando en el niño numerosos síntomas: fiebre, vómitos, temblores, palidez, sudores, dolor de cabeza y de barriga…

6. Dinero. Cuando el niño demanda a sus padres una cantidad excesiva de dinero y no da explicaciones de para qué lo pide ni qué hace con él, entonces puede ser que en el colegio le estén extorsionando para sacarle dinero.

Dicho todo esto, solo nos queda recordar que la ayuda psicológica y la intervención de los padres son cruciales para terminar con el problema del acoso e integrar al niño de nuevo. La cuestión psicológica es de vital importancia porque las heridas físicas acaban curando pero el daño psicológico que provoca el acoso escolar acaba dejando unas huellas que en ocasiones se tornan irreparables.